domingo, 15 de febrero de 2009

UN LUGAR EN EL MUNDO

El pasado fin de semana mi compañera Mª Paz y yo, movidas por nuestras ganas de atrapar la realidad del país, decidimos ir a visitar dos monjas de la congregación “Obra de Jesús, María y José” para conocer el proyecto que están llevando a cabo solventemente durante más de 34 años.

A escasas dos horas de la capital, arropada entre montañas, cafetales y campos de maíz, se encuentra la pequeña ciudad de Kayenzi. Allí nos esperaban de buena gana María José y María para mostrarnos lo que para mí fue un infinito particular. Los principales esfuerzos de la congregación se concentran en el desarrollo de un centro de formación profesional en el que también consiguen becas de movilidad para jóvenes estudiantes; un centro médico donde tratan enfermedades de todo tipo como buenamente pueden, desde malaria a cáncer de mama, dada la limitación de medios; y un centro de maternidad donde María José junto con sus colegas ruandeses traen al mundo una media de dos niños al día.





El encuentro no solamente se ha ceñido a una mera visita para conocer en qué consiste su trabajo sino que ha sido toda una lección de hospitalidad. Estar allí nos ha permitido ver y compartir la cercanía de las monjas con la gente, asistir con ellas como dos miembros más de la comunidad a una misa muy alegre donde nos hemos convertido en el punto de mira (por ser blancas, claro está), y recibir un curso avanzado de maternidad; admirándonos en todo momento por su capacidad para comunicarse en kinyarwanda. También nos han contado sus experiencias en un campo de refugiados y durante el comienzo de la guerra. Han integrado muy amablemente a dos desconocidas en su casa, en su mesa y en su vida.



El fin de semana ha pasado volando y ha terminado con Mª Paz y conmigo metidas en el autobús de vuelta a Kigali con nuevas enseñanzas en la mochila apelotonadas entre los pocos huecos que nos ha dejado el montón de zanahorias, puerros y acelgas que María José y María nos han regalado. Mientras nos alejamos pienso en las personas que encuentran su lugar en el mundo, dedicando día a día su vida a los demás.

1 comentario:

Kofi dijo...

Próxima estación monjil: Gisenyi.
A seguir acumulando en nuestras espaldas vivencias... y zanahorias y maíz!! Si las experiencias no nos vienen solas, habrá que salir a buscarlas.
Un besete, Mariamahoro.